Aunque el mantenimiento de este tipo de suelos no es muy distinto al del resto del año, es necesario tener en cuenta algunas pautas, sobre todo si vamos a estar fuera de casa y no vamos a poder cuidarlo durante una temporada.
En verano es muy habitual irse unos días de vacaciones, y si algo hacemos mal muchos de nosotros, es cerrar por completo nuestra casa y no permitir que ventile por ningún sitio. Aunque es normal que nos preocupemos por la seguridad, los suelos de madera necesitan ventilación, pero sin que les llegue el sol o la lluvia, ya que al estar todo cerrado, las temperaturas se disparan considerablemente. En caso de que no puedas o no quieras ventilar tu casa, siempre puedes pedirle el favor a alguien para que se encargue de esta tarea.
El sol y las altas temperaturas son enemigos de la madera, sobre todo si el sol incide directamente sobre el suelo, ya que podría oscurecerlo y dañar el barniz. Para evitarlo, coloca cortinas o persianas durante la época más calurosa. Por otro lado, no dejes que el suelo se reseque demasiado y friégalo regularmente con una fregona muy escurrida (recuerda que la madera tampoco es amiga de la humedad).
Si el calor no se lleva demasiado bien con el suelo de parquet, el aire acondicionado al máximo tampoco le hace ningún favor. Usa el aire acondicionado moderadamente y con una temperatura constante y no demasiado fría. Como ves, el aire acondicionado no solo puede ser dañino para las personas, sino también para diversos materiales, ya que reseca el ambiente.
Las tormentas de verano llegan sin avisar cuando menos te lo esperas. En caso de que haya tormentas de verano, lo más aconsejable es cerrar rápidamente las ventanas para que el suelo no se moje, ya que podría sufrir daños irreparables. Si no puedes cerrar las ventanas, asegúrate al menos de bajar las persianas para que no entre nada de agua.
Siguiendo estos consejos y cuidando tu suelo de madera como haces normalmente durante todo el año, te aseguramos que se mantendrá nuevo como el primer día.